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LA CASA BLANCA
Oficina del Secretario de Prensa
Sabado, 24 de julio de 1999


DISCURSO RADIAL DEL PRESIDENTE A LA NACION

EL PRESIDENTE: Buenos días. Hace más de un año y medio que le pedí al Congreso que aprobara una ley destinada a defender firmemente la protección de los derechos de los pacientes que reciben atención médica administrada, con el fin de que estos tengan derecho a consultar a un especialista si su doctor se lo recomienda, a acudir al salón de emergencia cuandoquiera y dondequiera sea necesario y con el fin de que puedan conservar el mismo médico durante un periodo de tratamiento, aún en el caso de que su empleador cambie su cobertura de HMO, incluyendo también el derecho a responsabilizar a los planes de salud por sus decisiones, en caso de que sean erróneas.

En la actualidad, de acuerdo a una nueva encuesta publicada esta semana, los médicos creen que cuando un administrador de atención médica deniega servicios a un paciente, en los dos tercios de los casos, esta negativa provoca detrimento grave de la salud del paciente. Está claro que los pacientes necesitan protección. Es fundamental que las necesidades de los pacientes sean siempre lo más importante, aunque en la actualidad con frecuencia no es así.

Haciendo uso de mi autoridad como Presidente, ya he tomado medidas con el fin de que estos derechos se conviertan en realidad para los 85 millones de norteamericanos que obtienen su atención médica a través de planes federales, de Medicare y Medicaid, incluyendo el plan de salud de la Administración de Veteranos, que satisface las necesidades de millones de veteranos y sus familias. Hemos comprobado que la inclusión de los derechos de los pacientes en los planes de salud solamente elevaría el costo de estos planes en un dólar mensual, de manera que sabemos que podemos permitirnos la estipulación de estos derechos, cruciales para los pacientes.

Sin embargo, hasta que el Congreso tome una decisión, decenas de millones de norteamericanos que cuentan con atención médica administrada estarán esperando por la protección legal integral de sus derechos. Hace mucho tiempo que los demócratas del Congreso han estado tratando de conseguir la aprobación de una ley verdaderamente firme que proteja a todos los norteamericanos que tienen planes de atención médica. Y esta ley cuenta con el apoyo de prácticamente todas las asociaciones médicas, de las asociaciones de enfermería, y de los grupos orientados a la defensa de los derechos de los paciente en Norteamérica (existen más de 200).

Los republicanos del Congreso, por su parte, también hace mucho que ponen resistencia, dando su apoyo a una ley alternativa mucho menos eficaz que sólo defiende los derechos de los pacientes de forma nominal. Esta propuesta sólo sería efectiva para menos de cien millones de norteamericanos.

Actualmente, el Senado ha aprobado por un margen limitado esta ley menos efectiva pasando por encima de la oposición de todos y cada uno de los demócratas y de un par de valientes republicanos en el Congreso. Tengo esperanzas de que aun podamos alcanzar una mejor solución. Justamente esta semana, varios republicanos de la Casa de Representantes, encabezados por algunos médicos de profesión, han alzado sus voces con fuerza para apoyar una ley que proteja los derechos de los pacientes con fuerza y firmeza. Esta es una buena señal que indica que existe un consenso bipartidista detrás de una ley que daría a todos los norteamericanos la protección de los cuidados de salud que necesitan. Esta ley se debería debatir y votar en el curso de la semana entrante, antes de que el Congreso entre en su receso de verano. De ocurrir esto creo que se aprobaría esta ley y que el pueblo norteamericano se beneficiaría.

Desafortunadamente, los líderes republicanos de la Casa de Representantes, que a principio de semana declararon que la votación de la ley de los derechos de los pacientes se celebraría este mes, ayer iniciaron un retroceso respecto a este compromiso, justo cuando se puso en claro que era posible que se aprobara esta ley destinada a proteger los verdaderos derechos de los pacientes. Esta situación es realmente decepcionante y yo los exhorto a reconsiderar. Si la Casa de Representantes es lo suficiente valiente para elegir la protección de los derechos del pueblo norteamericano por encima del cabildeo intenso que llevan a cabo las compañías de seguros, el liderazgo republicano no debiera tratar de impedirlo. El pueblo norteamericano nos ha situado en Washington para que demos una solución a sus problemas y el Congreso no debería entrar en el receso de verano sin antes someter a votación la ley de los derechos de los pacientes.

La protección de los derechos de los pacientes no debería convertirse en asunto de política, porque después de todo, nadie le pregunta al paciente a qué partido está afiliado cuando acude al salón de emergencia o a la consulta de su médico. Y de hecho, esta cuestión, que no es un asunto bipartidista en ningún lugar de los Estados Unidos, tampoco debiera serlo en Washington, D.C. Convirtamos este verano en una estación de éxitos para todos los norteamericanos. Sostengamos un debate justo y abierto, destinado a aprobar una ley de derechos de los pacientes realmente eficaz, que fortalezca nuestro sistema de cuidados de salud, nuestras familias y nuestra nación, con vistas al siglo XXI.

Gracias por su atención.


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